Trolls en cuentos de hadas y leyendas

Aunque el folclore diario consistía predominantemente de anécdotas cortas que describían cosas que (supuestamente) le habían pasado a las personas locales, los cuentos de hadas son narraciones que raramente afirman ser ciertas en el mismo sentido. Muchos de los cuentos de hadas que incluían trolls fueron escritos a fines del siglo XIX y principios del XX, lo cual reflejaba el romanticismo del momento, y se publicaron en colecciones de cuentos de hadas como Tomtar och Troll. Estos cuentos, y las ilustraciones realizadas por artistas como John Bauer y Teodor Kittelsen, son los que formaron las ideas que la gente tiene actualmente sobre los trolls.




Las leyendas de la Edad Media también incluían una especie de trolls de dimensiones más horripilantes. Esto quizás reflejaba una visión pasada de los trolls como criaturas malignas que luego se suavizaría en el folclore posterior, o podía ser otro ejemplo de cuentos fantásticos que demandaban dimensiones fantásticas.
En los cuentos de hadas y leyendas los trolls son criaturas tenebrosas. En estos relatos hay de todos los tamaños, pueden ser gigantes o pequeños como duendes. Por lo general se los considera pobres a nivel intelectual, con gran fuerza física, nariz desmesurada, brazos largos, peludos y no muy hermosos. En los cuentos de hadas escandinavos los trolls a veces se convierten en piedra si son expuestos al sol, mito generalmente atribuido a la pareidolia encontrado en rocas.
La colección de Asbjørnsen y Moe incluyen varios cuentos de hadas donde los trolls mantienen cautivos a las princesas, como ‘Las tres princesas del país blanco’, ‘El castillo Soria Moria’, y ‘Dapplegrim’, y dos en los que los trolls invadían hogares en la víspera de Navidad, ‘Tatterhood’ y ‘El gato en el Dovrefell’. Las trolls femeninas podían conspirar para forzar al príncipe a casarse con sus hijas, como en ‘Este del soly oeste de la luna’, o practicar brujerías como en ‘La bruja en el bote de piedra’, donde un troll usurpaba el lugar de la reina, o ‘Los doce patos salvajes’, en los que convierte a doce princesas en patos salvajes. En otros cuentos, el héroe se enfrenta con el troll: ‘Botas y el troll’, y ‘Botas, quien tuvo un partido con el troll’.
Los siguientes fragmentos de la balada danesa de Eline de Villenskov describen los aspectos físicos de los trolls en la mitología escandinava:
Eran siete y cientos de trolls,
Eran feos y sombríos,
Una visita haría el granjero,
Y tomaban y comían con él.
Luego habló el más pequeño de ellos,
No era más grande que una hormiga,
Aquí ha llegado un hombre cristiano,
Y de él me encargaré con seguridad.

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